Centellas de rojo, purpura y azul
con la cara de la luna
Ella como una madre, admirando
como sus cachorros descubren el alba.
Entre promesas, sonrisas y culpa
se encuentra una perla fugaz
Brilla y refleja, cual gota de deseo
con el sabor salvaje de la jungla.
La tierra bajo tus pies, piernas y espalda
El agua lamiendo nuestro lecho infinito
El aire arrancando tus suspiros
El fuego refractado en mis pupilas
El alma no escapa por los ojos,
cual brisa placida y fluida
Fuerza su camino, destruyendo, hiriendo, violando
hasta quedar el rostro desnudo y frágil.
La belleza descubierta, por el simple hecho de ser.